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  • adrenergic antagonist Adem s este uso del t

    2018-10-25

    Además, este uso del término cultura es sesgado porque desconoce que en ese mundo “civilizado” también existieron y existen aún violaciones de los derechos de las mujeres que se basan en patrones socioculturales. Recientemente —el 23 de septiembre de 2010— se aplicó la pena de muerte en Estados Unidos adrenergic antagonist una mujer que planeó el homicidio de su esposo y el hijo de éste, llevado a cabo por dos hombres, con uno de los cuales sostenía una relación amorosa, pena que no había sido aplicada desde hacía cinco años en el estado de Virginia. El caso ha sido especialmente polémico porque ninguno de los autores materiales fue condenado a muerte, sino a cadena perpetua, frente a lo cual algunos han manifestado que el género fue un factor en contra de la acusada pues “cuando las mujeres cruzan ciertas líneas y cometen crímenes atroces y se salen del papel que la sociedad les atribuye, son castigadas con más dureza y consideradas más diabólicas que los hombres” —aseguró Richard Dieter, director del Centro de Información sobre la Pena de Muerte (dpic, por sus siglas en inglés)—. Un dato muy indicativo es que la sentencia calificó a la acusada con una referencia bíblica: “la serpiente, que simboliza la tentación”. Por último, oponer cultura y civilización secuestra de forma ilegítima la bandera de la lucha de los derechos de las mujeres para el mundo civilizado. Los derechos de las mujeres no son una cuestión occidental. Sostener lo anterior desconoce que no ha sido el mundo civilizado el que ha luchado y lucha por los derechos de las mujeres sino que lo han hecho y lo hacen mujeres —y algunos hombres— provenientes de diversos países, razas, religiones, etnias y condiciones socioeconómicas en sus respectivos contextos y en el ámbito internacional. En definitiva, se debe rechazar cualquier planteamiento del conflicto que se presente en estos términos porque es precisamente por ello que los reclamos de avance de los derechos de las mujeres se juzgan como irremediablemente contrarios al respeto de la cultura al presentarse como una imposición del mundo civilizado a las demás culturas. 3. También se usa el término cultura como lo que identifica y distingue a una nación, una etnia o una religión de otras. Es decir, “como base de identidades nacionales, étnicas o religiosas”. Bajo este uso del término cultura se presentan los conflictos entre derechos de las mujeres y el principio de respeto a la diversidad cultural. Se presenta una tensión entre estos dos extremos cuando un reclamo de igualdad sexual choca con una característica que se juzga distintiva de una nación, etnia o religión según la cual hombres y mujeres no deben recibir el mismo trato. En otras palabras, una nación, una etnia o una religión enmarcan el mantenimiento de esa desigualdad sexual en la protección de su identidad de modo tal que se sostiene que si desaparece esa desigualdad sexual, la nación, la etnia o la religión empezarán a ser otras distintas. Un típico caso de tensión entre los derechos de las mujeres y la diversidad cultural se da en el caso de una práctica desarrollada en las comunidades indígenas de Fiyi denominada bulubulu, conflicto que fue advertido por el Comité de la Convención para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer en 2002. De acuerdo con esta tradición, cuando una persona comete un delito se disculpa ante la víctima y ofrece un diente de ballena y un regalo para que se le perdone y sobre la víctima recae cierta presión para que acepte la disculpa y “haga las paces”. Tal costumbre es un elemento central de la vida de la comunidad pues se usa para consolidar los vínculos del clan, para que los miembros del mismo no vivan con resentimiento y para evitar la venganza y restaurar la paz. El conflicto con los derechos de las mujeres se da cuando se utiliza en los casos de violación sexual ya que las autoridades judiciales, si se demostraba que había tenido lugar el bulubulu, no acusaban al agresor ante los tribunales o los tribunales no imponían la pena prescrita en la legislación o imponían una más baja en reconocimiento de la diversidad cultural. A ello se agrega el que, como el delito de violación es considerado un delito contra el esposo o la familia más que contra la mujer, las disculpas eran ofrecidas y aceptadas por los mayores de la familia no por la víctima o el victimario, pues, además, en la comunidad no existen estrictamente conflictos interpersonales sino entre familias.